lunes, 4 de diciembre de 2017

17 billones de euros


La codicia humana es así. Se alía con las tesis capitalistas y desarrolla un comportamiento criminal que aceptamos como algo normal, legal y permitido. Estamos en un sistema económico tan globalizado que nos ha convencido de su inevitabilidad. Han conseguido que asumamos íntimamente que el neoliberalismo (marca actual del capitalismo de toda la vida) es la única vía de progreso y bienestar… sobre todo para los que ya son inmensamente ricos. Y así nos va, que vivimos arrodillados ante las élites económicas como lo hicieron los vasallos del señor marqués. Pero lo que es realmente peligroso es que este sistema está devorando el planeta Tierra de forma irreversible.

Nada ha cambiado en las relaciones humanas desde que amaneció el hombre económico. La riqueza no se comparte, se acumula. Por eso seguimos necesitando humanizar y controlar la codicia del poderoso… por las buenas o por las malas. Porque sólo así, cooperando, salvaremos la civilización y el planeta.

Pero ocurre que las élites financieras, me refiero a los más ricos y poderosos, no conformes con serlo, esconden sus capitales en paraísos fiscales para no contribuir a la solidaridad común, y/o para blanquear las ganancias de sus criminales negocios. El neoliberalismo que nos gobierna (queramos o no) y la sacrosanta libertad de los mercados (leitmotiv de este sistema de valores) permiten estas prácticas. No es ilegal que existan estados de baja o nula tributación, países que deciden no cobrar impuestos y permitir en su suelo toda clase de actividades financieras para mayor gloria de los ya inmensamente poderosos… y mientras eso pasa, extensas regiones planetarias mueren de sed y de hambrunas en mitad de guerras inventadas a discreción del que apetece los recursos de otros. Guerras pagadas con las migajas que se les caen del bolsillo a esos criminales…

Parece que fracasaron las experiencias socializadoras (más bien hicieron fracasar todos los intentos), pero el capitalismo triunfante que nos gobierna es el mayor fracaso de la especie humana porque nos lleva, si no lo embridamos, a la autodestrucción planetaria…

Hace unos años se suponía que había diecisiete billones de euros ocultos en paraísos fiscales. ¿Para qué coño sirve esa cantidad inmovilizada? ¿Cuántas penurias planetarias se podrían evitar si estos criminales fueran solidarios?

Dejemos volar por un momento nuestros hígados y busquemos una venganza reparadora a milenios de tiranía. Seamos malos y reconozcamos que todos tenemos dentro un Caín, y que a veces es un placer dejarlo escapar. Dejemos de ser políticamente correctos y soñemos por un momento qué utilidad le damos a esa cantidad incomprensible de euros…

Fijaos. No existe físicamente esa cantidad de monedas. Sólo son apuntes contables en un sistema informático que todos aceptan como bueno, como aceptaban los cortesanos el traje invisible del rey… pero el día que falle la confianza verás tú qué risa nos va a dar. Pero ¿y si existieran realmente los 17B€ en monedas de un euro? Hace un tiempo me entretuve en hacer unos cálculos partiendo de las dimensiones de la moneda:

Diámetro: 23,25 mm / Peso: 07,50 g / Espesor: 02,33 mm      

Y salían cosas tan absurdas como que si una máquina tragaperras diera ese premio y empezara a vomitar cincuenta (50) monedas de euro por segundo, estarían saliendo durante diez mil setecientos ochenta y un años y cuatro meses (10.781,33 años). Y el premiado necesitaría más de 134 vidas de 80 años cada una, empleadas únicamente en recoger 50 euros por segundo… ¡Ni para un polvo de los rápidos tendría el desgraciado!

Si las pusiéramos una encima de otra, formarían un cable de 23,25 mm de diámetro y treinta y nueve millones seiscientos diez mil kilómetros de longitud (39.610.000 Km). Con ese cable se podría llegar 103 veces a la Luna o rodear la Tierra con más de 988 vueltas…

Con los 17B€ se llenarían más de seiscientas setenta y dos mil seiscientas setenta (672.670) piscinas olímpicas… y con la última, sin llenar, ya seríamos inmensamente ricos para toda nuestra vida. Cubramos ahora el césped del Santiago Bernabeu con monedas de un euro y superpongamos capa tras capa hasta agotar los 17B€… habríamos formado un edificio macizo de 1.287.054 capas horizontales, cada una formada por 13.208.458 €, que alcanzaría una altura de casi tres kilómetros (2.998,8 metros)…



…pero vayamos a lo inconfesable, a lo que le piden los hígados de un hombre apalancado en la barra del bar después de tres cervezas: ¿Qué pasaría si chocara contra la Tierra un meteorito esférico formado con los 17B€ ocultos en paraísos fiscales, a la velocidad estándar de 20.000 km/s? ¿Qué pasaría?

El hombre de la barra propone que caiga directamente sobre los propios dueños del dinero, concentrados todos esos cabrones en un punto concreto de la estepa rusa, para que a pocos más  moleste su pulverización. Eso dice.

A 7,50 gramos por euro, el meteorito de 17B€ tendría una masa de 127,5 millones de toneladas métricas, y ocuparía un volumen cercano a los diecisiete millones de metros cúbicos (16.808.070 m3). Que si tuviera forma esférica sería una pelota de 317,86 metros de diámetro y una densidad de 7580 Kg/m3. Si esa masa chocase contra la Tierra a 20.000 km/s, llegaría con una energía cinética de 2,55·1018 julios. El choque provocaría una explosión equivalente a la de 6000 millones de toneladas de TNT. Es decir, a la explosión de ciento veinte mil (120.000) bombas atómicas como la de Hiroshima.

¡Y que les den y que se metan sus billones de euros donde les quepa! Dice el hombre del bar rematando su cuarta cerveza.

Al César lo que es del Cesar… ¿No era eso?



Parámetros usados en los cálculos.
Distancia media Tierra-Luna: 384.400 km
Perímetro medio de la Tierra: 40.074 km
Dimensiones de piscina olímpica: 50 x 25 x 2 m
Dimensiones del césped del Santiago Bernabeu: 105 x 68 m
Bomba de Hiroshima: 0,05 megatones
Un megatón equivale a 4,2·1015 julios

Imagen: Fotograma extraído de Discovery Channel - Large Asteroid Impact Simulation

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