La codicia humana es así. Se alía con las tesis capitalistas y desarrolla un comportamiento criminal que aceptamos como algo normal, legal y permitido. Estamos en un sistema económico tan globalizado que nos ha convencido de su inevitabilidad. Han conseguido que asumamos íntimamente que el neoliberalismo (marca actual del capitalismo de toda la vida) es la única vía de progreso y bienestar… sobre todo para los que ya son inmensamente ricos. Y así nos va, que vivimos arrodillados ante las élites económicas como lo hicieron los vasallos del señor marqués. Pero lo que es realmente peligroso es que este sistema está devorando el planeta Tierra de forma irreversible.
Nada ha cambiado
en las relaciones humanas desde que amaneció el hombre económico. La riqueza no se comparte, se acumula. Por eso seguimos
necesitando humanizar y controlar la codicia del poderoso… por las buenas o por
las malas. Porque sólo así, cooperando, salvaremos la civilización y el planeta.
Pero ocurre que las
élites financieras, me refiero a los más ricos y poderosos, no conformes con
serlo, esconden sus capitales en paraísos fiscales para no contribuir a la
solidaridad común, y/o para blanquear las ganancias de sus criminales negocios.
El neoliberalismo que nos gobierna (queramos o no) y la sacrosanta libertad de
los mercados (leitmotiv de este sistema
de valores) permiten estas prácticas. No es ilegal que existan estados de baja o nula tributación,
países que deciden no cobrar impuestos y permitir en su suelo toda clase de
actividades financieras para mayor gloria de los ya inmensamente poderosos… y
mientras eso pasa, extensas regiones planetarias mueren de sed y de hambrunas en
mitad de guerras inventadas a discreción del que apetece los recursos de otros.
Guerras pagadas con las migajas que se les caen del bolsillo a esos criminales…
Parece que fracasaron
las experiencias socializadoras (más bien hicieron fracasar todos los intentos),
pero el capitalismo triunfante que nos gobierna es el mayor fracaso de la
especie humana porque nos lleva, si no lo embridamos, a la autodestrucción
planetaria…
Hace unos años se
suponía que había diecisiete billones de euros ocultos en paraísos
fiscales. ¿Para qué coño sirve esa cantidad inmovilizada? ¿Cuántas
penurias planetarias se podrían evitar si estos criminales fueran solidarios?
Dejemos volar por
un momento nuestros hígados y busquemos una venganza reparadora a milenios de
tiranía. Seamos malos y reconozcamos que todos tenemos dentro un Caín, y que a
veces es un placer dejarlo escapar. Dejemos de ser políticamente correctos y
soñemos por un momento qué utilidad le damos a esa cantidad incomprensible de
euros…
Fijaos. No existe
físicamente esa cantidad de monedas. Sólo son apuntes contables en un sistema
informático que todos aceptan como bueno, como aceptaban los cortesanos el traje invisible del rey… pero el día
que falle la confianza verás tú qué risa nos va a dar. Pero ¿y si existieran
realmente los 17B€ en monedas de un euro? Hace un tiempo me entretuve en hacer
unos cálculos partiendo de las dimensiones de la moneda:
Diámetro: 23,25
mm / Peso: 07,50 g / Espesor: 02,33
mm
Y salían cosas
tan absurdas como que si una máquina tragaperras diera ese premio y empezara a vomitar cincuenta (50) monedas de euro por
segundo, estarían saliendo durante diez mil setecientos ochenta y un años y
cuatro meses (10.781,33 años). Y el premiado necesitaría más de 134 vidas de 80
años cada una, empleadas únicamente en recoger 50 euros por segundo… ¡Ni para
un polvo de los rápidos tendría el desgraciado!
Si las pusiéramos una encima de otra, formarían
un cable de 23,25 mm de diámetro y treinta y nueve millones seiscientos diez
mil kilómetros de longitud (39.610.000 Km). Con ese cable se podría llegar 103
veces a la Luna o rodear la Tierra con más de 988 vueltas…
Con los 17B€ se llenarían más de seiscientas
setenta y dos mil seiscientas setenta (672.670) piscinas olímpicas… y con la
última, sin llenar, ya seríamos inmensamente ricos para toda nuestra vida.
Cubramos ahora el césped del Santiago Bernabeu con monedas de un euro y superpongamos
capa tras capa hasta agotar los 17B€… habríamos formado un edificio macizo de
1.287.054 capas horizontales, cada una formada por 13.208.458 €, que alcanzaría
una altura de casi tres kilómetros (2.998,8 metros)…
…pero vayamos a lo inconfesable, a lo que le
piden los hígados de un hombre apalancado en la barra del bar después de tres
cervezas: ¿Qué pasaría si chocara contra la Tierra un meteorito esférico
formado con los 17B€ ocultos en paraísos fiscales, a la velocidad estándar de
20.000 km/s? ¿Qué pasaría?
El hombre de la barra propone que caiga
directamente sobre los propios dueños del dinero, concentrados todos esos cabrones en un punto concreto de la estepa rusa,
para que a pocos más moleste su
pulverización. Eso dice.
A 7,50 gramos por euro, el meteorito de 17B€
tendría una masa de 127,5 millones de toneladas métricas, y ocuparía un volumen
cercano a los diecisiete millones de metros cúbicos (16.808.070 m3).
Que si tuviera forma esférica sería una pelota de 317,86 metros de diámetro y
una densidad de 7580 Kg/m3. Si esa masa chocase contra la Tierra a
20.000 km/s, llegaría con una energía cinética de 2,55·1018 julios.
El choque provocaría una explosión equivalente a la de 6000 millones de
toneladas de TNT. Es decir, a la explosión de ciento veinte mil (120.000)
bombas atómicas como la de Hiroshima.
¡Y que les den y que se metan sus billones de euros donde les
quepa! Dice el hombre del bar rematando su cuarta
cerveza.
Al César lo que es del Cesar… ¿No era eso?
Parámetros
usados en los cálculos.
Distancia
media Tierra-Luna: 384.400 km
Perímetro
medio de la Tierra: 40.074 km
Dimensiones
de piscina olímpica: 50 x 25 x 2 m
Dimensiones
del césped del Santiago Bernabeu: 105
x 68 m
Bomba
de Hiroshima: 0,05 megatones
Un
megatón equivale a 4,2·1015 julios
Imagen: Fotograma
extraído de Discovery Channel - Large Asteroid Impact Simulation
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