Es verdad que hay gente pa tó, sobre todo entre los
que investigan ciencia… Por ejemplo, Axel estudia el gradiente de distribución de las tierras raras (lantánidos y actínidos)
sobre la roca madre granítica en muestras de Sudáfrica y Madagascar. El
potencial económico que hay detrás de este conocimiento es tan extraordinario que
posiblemente la geopolítica se moverá en función de esos resultados (y otros
similares), y se potenciarán estrategias mundiales, se diseñarán guerras
locales, cambios de regímenes y compras
masivas de tierras con tal de que las grandes potencias —empezando por el
Imperio— se beneficien de la explotación de unos recursos minerales que son
esenciales para las tecnologías de última generación.
Pero es una explotación
que se hace con mano de obra esclava y prescindible. Las ganancias de esa
explotación nunca repercuten en beneficio de esta gente, ni en el bienestar del
país, ni siquiera en los privilegios de su clase dirigente, a sueldo de los
verdaderos poderes mundiales. Los beneficios de la explotación caen en manos de
los que ya son inmensamente ricos. Que para eso África, pese a la ayuda al
desarrollo que recibe, sigue creciendo demográficamente para nutrir la nueva
esclavitud y la misma miseria que en tiempos coloniales. No tenemos arreglo
mientras permitamos este sistema criminal.
Uno recuerda, tal
vez inocentemente, que hace pocos años se investigaba por el hecho de entender
los procesos de la naturaleza… CONOCER era el objetivo. Hoy únicamente se
investiga si el conocimiento que se conquista sirve para incrementar la riqueza
de unos pocos, que son precisamente los que sufragan las investigaciones. El
capitalismo atraviesa —y corroe hasta los cimientos— todos los aspectos de la
vida…
…tan apabullante
es la permeabilidad del capitalismo en nuestras vidas que hasta me parece
entrañable lo que se hacía en el Siglo de Oro español, que mientras Newton
planteaba su Ley de la Gravitación Universal, aquí en la España de los Austrias
se doctoraba en las universidades sobre cuántos ángeles podrían caber en la
punta de un alfiler. ¡Eso sí que era investigar en el vacío! ¿Llegaremos algún
día los hombres a plantear las cosas con cierta razonable humanidad?
Axel es el
compañero de Windy. Windy estudió lingüística y se marchó a una comunidad
guaraní, en el Chaco boliviano, cerca ya de la frontera con Paraguay, para
hacer su tesis. Dice que llegó a Bolivia cuando apenas conocía el español (y
aún menos guaraní) y sin saber dónde ni cómo iniciar su tesis sobre cuestiones
lingüísticas de esa lengua indígena… Dice que fue preguntando con su pésimo
español por las asociaciones en defensa del guaraní, y que tuvo la suerte de
conocer a la hija de una familia que vivía en una comunidad indígena del Chaco.
Y allí se fue. El pueblo civilizado más cercano estaba a cinco horas de viaje
en camioneta. En Bolivia las distancias no se miden en kilómetros sino en horas
de viaje… que depende del vehículo, del tipo de carretera y del número de
curvas.
Axel y Windy en
primer plano. Parque Machía para recuperación de fauna salvaje. Comunidad Inti
Wara Yassi, Amazonía boliviana.
Dice que el
contraste de culturas fue lo más impresionante. Windy era la gringa, la extraña. Alta, castaña, guapa. Nadie entendía qué
hacía allí y por qué quería estar allí. Se encontró en una sociedad profundamente
machista. Los hombres la ignoraron durante días. Las mujeres también. Hablaban
entre ellos en guaraní, como si Windy fuera invisible… y al cabo de dos semanas
aún se extrañaban de que no les entendiera. La única casa de ladrillos era la
de la familia que la acogió. Las demás eran de adobe y radicalmente pobres.
Nadie quería hablar con la extraña, a pesar de que les pagaba por eso, simplemente
por hablar de cualquier cosa… desistían diciendo que no tenían nada que contar.
¡Y era cierto!
La suciedad asociada
a la pobreza se podía entender. La crueldad, no. En su momento, los perros que
vivían en las comunidades indígenas tendrían una función concreta, tal vez asociados
la ganadería y a la caza. Hoy día, sin ganado y extinguida la caza, siguen
sobreviviendo entre los indios a pesar de la extrema crueldad con que los
tratan. Los perros son cosas, no se
les supone sentimientos y a nadie les importa su dolor. Se reproducen por ley
natural, sin intervención de los hombres. Se alimentan de las sobras que les
tiran, allí no hay estercoleros ni acumulación de basura orgánica porque los
perros la devoran al instante. Pero, aún así, la mayoría de los perros mueren
de inanición, y los que sobreviven están ahí al servicio de su crueldad…
…había un niño al que odiaba —cuenta Windy
con su acento francés— porque era insoportable. Lloraba para joder y para conseguir
cualquier cosa de sus padres. Los tenía dominados. Un día la madre del niño
odioso (aún le costaba trabajo entenderlo) le dio un palo y le dijo que se
fuera a pegar al perro. ¡Como si eso fuese un juego! El perro estaba dormido,
sin hacer nada y sin molestar. El niño empezó a pegarle. El niño se reía cada
vez que el perro aullaba de dolor… ¡y
nadie entendía mi protesta!
También contó que
ella misma, para terminar con el sufrimiento de un cachorro (llevaba un día
aullando de dolor), lo abrazó fuertemente hasta que dejó de respirar. La familia
no se inmutó. A nadie le importó que lo
hubiera matado. ¡Se extrañaron porque había perdido el tiempo con un perro que
esa misma noche hubiera muerto por sí solo! ¿Para qué molestarse entonces?
Una cultura, unos
valores. Mil culturas, miles de valores… ¿Son culpables de —o perciben en ellos—
la crueldad que les atribuimos? Seguramente no… tampoco a un invidente de
nacimiento puedes explicarle qué es el color azul.
Tres temporadas
estuvo con esos indígenas. Se extrañaban en la comunidad guaraní cada vez que
volvía la gringa, porque los extraños no vuelven. Windy nunca
llegó a entender a esos hombres. Después de esas experiencias abandonó sus
estudios de lingüística, coincidió con Axel en un viaje en Bla-Bla-Car a través
de Francia. Ella conducía. Axel subió al coche, abandonó su tesis sobre las
tierras raras y el gradiente de
distribución sobre la roca madre granítica en muestras de Sudáfrica y
Madagascar. Viajaron durante unos meses por ahí, por América Latina, sin
saber muy bien qué rumbo tomar… y acabaron en la Amazonía boliviana, en la Comunidad Inti Wara Yassi, recuperando fauna salvaje maltratada…
…había entendido
Axel que la felicidad estaba cerca de Windy. Había entendido Windy que la
felicidad estaba más cerca de cuidar animales indefensos que de estudiar el
origen de las lenguas...