Los
edificios históricos de Salamanca son de piedra dorada. Las traían de las
canteras de Villamayor de Armuña, y por las mañanas, cuando servidor caminaba
por entre las calles del centro histórico, el sol incidía sobre ellos tangencialmente:
parecían de oro los edificios. Es reconocible Salamanca por la arquitectura de
sus construcciones… dicen los que saben de estas cosas que hay muchos
construidos en un gótico tardío con ramalazos renacentistas y platerescos, pero
también hay pequeñas iglesias de traza románica. Me gustan más. En Castilla,
León y Galicia hay muchas. Tienen un olor especial las pequeñas iglesias
románicas del norte, huelen a una humedad acogedora y amable. Me gusta entrar
en ellas y descansar. No rezo, sólo descanso… y pienso que debajo de mis pies
hay decenas de cadáveres. Con dioses o sin dioses, la quietud de las pequeñas iglesias
tiene algo mágico. Magia que se desdibuja cuando son grandiosas y rebosantes de
oro y plata…
En
Salamanca las cartelas que identifican los edificios están escritas con pintura
ocre, trazadas las letras directamente sobre la piedra. Son letreros con una caligrafía
medieval que resulta singular. Me encantó imaginar a Unamuno saliendo del paraninfo
de la Universidad de Salamanca del brazo de doña Carmen Polo —ya sabemos, la señora
esposa de don Francisco, el Caudillo de todos los españoles, quisieran o no— después
del encontronazo dialéctico con el necrófilo que amaba la muerte y detestaba la
intelectualidad o la inteligencia. Pasaba por la puerta todos los días y le
guiñaba al viejo catedrático del venceréis
porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis…
Salamanca
también tiene hornazos en cada
esquina, que son empanadas rellenas de lomo de cerdo y chorizos, a 14 euros el
kilo. Y hay bocadillos de jamón de Guijuelo, y si quieres puedes probar un
embutido que se llama farinato, que
lo fabrican con miga de pan, manteca de cerdo, sal y pimentón. Interesante mezcla…
Sala de
profundis, Convento de los Dominicos, Salamanca. Los dibujos están
realizados
con pezuñas de vaca.
con pezuñas de vaca.
Tiene
Salamanca un convento dominico, el de San Esteban, protomártir cristiano que
murió lapidado por orden de los jueces judíos que consideraban que sus pláticas
eran heréticas… ¡Qué manía, por Dios, esa de matar a la gente por sus ideas! Este
sitio fue hogar de grandes teólogos, muy vinculado con la Universidad de la
ciudad. Tienen en el convento una sala llamada de profundis, con el pavimento empedrado con cantos rodados y con
pezuñas de vaca. Las pezuñas conforman dibujos… miles de vacas tuvieron que
devorarse para conformar esas líneas. Fueron avanzados para su tiempo los
dominicos, lo dicen ellos en las cartelas repartidas por el convento. Dicen que
hasta demócratas fueron en la toma de decisiones internas y, así mismo, avanzados
geógrafos que propiciaron el viaje de Colón a las Américas. También se dice que
fueron impulsores de los derechos humanos aplicados a los indígenas… Sin
embargo, yo tenía entendido que los dominicos fueron inquisidores muy aplicados
pero, por lo visto, la
relación de esta orden con la Santa Inquisición no debe ser
importante, y no se cita en las cartelas del convento. Siempre se aprende algo
nuevo, mira tú por dónde…
En
los días que anduve por Salamanca me enteré de una leyenda que circula por la
ciudad y que ha sido utilizada por escritores como Cervantes, Calderón de la Barca o Walter Scott:
el Aula del Diablo. Un episodio de debió ocurrir en un
lugar de culto de origen celta, posteriormente transformada en mezquita y
finalmente en la Iglesia de San Ciprián. Su sacristía daba paso a la Cueva de
Salamanca y se dice que, a su vez, servía de entrada a una red de túneles y
pasadizos por el subsuelo de la ciudad por donde flotaba lo más tenebroso del ser
humano. En esa cueva, Satanás, con la apariencia de sacristán, enseñaba
ciencias ocultas a siete alumnos durante siete años. Ninguno de ellos podía
hablar de las enseñanzas prohibidas que recibían, y pasados los siete años, uno
de ellos debía quedarse de por vida en la cueva, al servicio exclusivo de
Satanás… la elección de la víctima demostraba la destreza adquirida en los siete
años y sacaba a flote los peores instintos de cada uno de ellos. Los seis maestros
liberados estaban llamados a gobernar el mundo…
Pues
no sé… prefiero la paz de una pequeña ermita románica, de las que encuentras en
mitad de una aldea, que huelen a humedad amable, las que tienen gastado el granito del suelo. Siempre me ha parecido que en las góticas anidaba demasiado poder…
…y
el poder siempre es temporal y corruptible, no hay otro.