Sobre las
peripecias de Alex y Yoli, cooperantes en la Comunidad Inti Wara Yassi, selva
amazónica de Cochabamba.
Episodios anteriores: 1 – De Viru-Viru a Campo Machía / 2 - La imprudencia de Luisito / 3 –Yoli Potter / 4 – Cebo humano / 5 – Hércules, Cremosito y el carachupa / 6 – Río Paracti / 7 – El pequeño tamandúa no tuvo nombre / 8 – Una hija de puta llamada Paraponera Clavata / 9 - La selva huele a libertad
Cuando llega la temporada de lluvias la Amazonía
boliviana se vuelve silenciosa. El agua forma riachuelos en los caminos, y en
Parque Machía los animales se aquietan y se callan, como si sestearan. Los
voluntarios se van marchando a sus países de origen, y el español vuelve a ser
la lengua dominante…
…se marchó Thomas,
un alemán trotamundos, sin familia, como de cincuenta y cinco años, que trabajó
en su país en mil cosas distintas hasta que, cansado de una vida insulsa, vendió
su casa, su coche y se vino a Sucre. Y por allí anda, se ocupa en lo que le
sale pero necesita muy poco para vivir. Thomas parece que ha comprendido qué es
lo realmente importante. Y cuando ahorra un poco se viene a Parque Machía una
temporada para hacer lo que realmente le satisface… ahora, con las lluvias y
sin dinero, se ha vuelto a Sucre.
También se marcharon
Celina y Brass, una polaca y un español de Pontevedra, que se conocieron por
casualidad en París. Fueron de mochileros, cada uno por su lado, y se
enamoraron después de la primera mirada… pero como todo es efímero en esta
vida, cuando acabaron las vacaciones cada uno volvió a su país con su mochila
vacía. Sin embargo, parece ser que en la lejanía comprendieron que lo suyo era
algo más que tres días y quinientas
noches y por eso planearon un viaje por América Latina de cuatro meses… se
darían a sí mismos ese tiempo para conocerse, amarse o abandonarse. Y remataron
el plan recalando en Parque Machía… dice Yoli que sí, que Celina y Brass han
superado su propia prueba y seguirán juntos en algún sitio de España, donde no
llueva tanto.
Cena de despedida de cooperantes en la Comunidad Inti Wara Yassi
Y se marcharon
Iselda y Marta, dos estudiantes de veterinaria, colombiana y boliviana
respectivamente, que hicieron prácticas en la clínica de Parque Machía. Y se
marchó una rubia robusta y rotunda, guarda forestal de Nueva Zelanda,
hiperactiva. No se quedaba quieta la chiquilla ni un minuto… Y se marchó Anna,
una veterinaria australiana, experta en cirugía, que enseñó muchas cosas a
Yoli… y también Fer y Lani, una pareja de veterinarios españoles. Él fue el que
cosió la oreja colgante de Alex cuando Alvarito,
el capuchino loco, se la desgarró. Y ahora Yoli está sola en la clínica…
También se marchó una
chica llamada Roni… pero se llevó a Goodall. Cuando Roni llegó de Israel, Goodall
era un perro agresivo —sobre todo con los chicos, dice Alex—, solitario y sin
dueño aparente. Deambulaba por la zona al calor de la poca comida que los
trabajadores del parque le arrimaban, pero, debido a su agresividad, nadie se
hacía cargo de él. No se sabe cómo, pero ocurrió un flechazo entre Roni y
Goodall. El animal aplacó su agresividad desde que la chica se hizo cargo de él. El problema se planteó cuando pasaron los seis meses y se acercaba el
momento de la separación. Todos temían que cuando se marchara la cooperante,
Goodall volviese a ser un problema… pero la israelita decidió llevárselo. Removió
cielo y tierra hasta conseguir todos los papeles necesarios, y pagó cuantas
untadas hubo que untar, pero se marcharon juntos… A Yoli le parece una historia
tierna. A servidor también.
Roni y Goodall se marcharon juntos.
3 comentarios:
Que gratificante es conocer tantas personas tan particulares.
Alucinante, y eso que no estas allí; esas historias , son historias desde el corazón con corazón. Buen relato Ave que vuela alto, este EMOTIVO.
Gracias, amigos. Me encanta que os guste!
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