martes, 28 de agosto de 2012

Crónicas de la jubilación / Acético


Cuando me jubile, el bote cuentagotas del acético diluido seguirá en la estantería cogiendo polvo. Como ya no vienen limpiadoras habría que limpiarlo de vez en cuando… pero me temo que eso no va a pasar. La higiene cuesta dinero, y las crisis provocan tiempos muy sucios.


El bote de acético diluido tiene una etiqueta que le puse hace unos años. Sustituyó a la anterior, que también le había colocado hace más años aún. Ese bote, y otros muchos, ya estaban en la estantería en el año 1978, cuando llegué aquí por primera vez… el acético, junto a alfa-naftilamina y ácido sulfanílico, lo usábamos para detectar nitritos y nitratos. ¡Qué tiempos! Daba una reacción rojo sangre muy sensible… yo creo que me hice químico por las estanterías llenas de botes con disoluciones de colores que vi en un laboratorio de la película ‘la Momia’. Debían ser los primeros años 60…

Pues sí, ahí estaba el bote de acético diluido, y ahí seguirá… pero me consta que en estos años yo le he sacado un trocito de alma y lo he lanzado a una especie de eternidad. La luz tangencial del amanecer y la sombra alargada sobre la mesa de trabajo nos han regalado muchísimos momentos bellos… ¿Quién le iba a decir al humilde bote de acético diluido que por unos momentos sería pura poesía?

Los hombres pasamos y las cosas quedan… ¿Por qué no dejarlas más bellas?

No hay comentarios: