lunes, 30 de enero de 2012

En busca de la botella medio llena

He cerrado el periódico, la radio, la televisión y, finalmente, el wifi… A los poderosos, dueños de los medios, les viene bien mantenernos asustados y resignados, pero hoy les he cerrado la puerta: esa es nuestra potestad. Ahora estoy solo, no les oigo, y el silencio es un enorme placer. Sirve para escuchar mejor tus propios entresijos… si es que aún queda de eso.


Hay tanto silencio que hasta soy capaz de imaginar un cuento para el nieto que aún no ha nacido. Me gustaría ser un abuelo que cuente viejas historias, porque es eso lo que hacen los abuelos. Los de antes contaban viejas batallas, yo contaré historias de piratas y dinosaurios, y las entremezclaré con cuentos increíbles de cuando los hombres vivían en un mundo mucho más humano…

Ahora que estoy en silencio, intento pensar en algunos de los amigos que, a pesar de todo lo que nos pasa, ven la botella medio llena. ¿Cómo lo hacen? Pienso en la mujer vital que centra el sentido de la vida en sus amores, en el poeta que reescribe la realidadpara digerirla, en el artista que la filtra con su cámara o en el que recrea la realidad a su manera. También pienso en el hombre bueno al que no puedo enlazar. Cada uno de ellos ha encontrado su desliz para ver la botella medio llena. Yo me levanto y recorro el laboratorio al amanecer buscando luces y sombras en un intento de pescar momentos tan bellos como efímeros… no sé hacer otra cosa.


Y ahora que estoy aislado, que he cerrado el periódico, la radio, la televisión y el wifi, me viene a la cabeza aquel verso que cantaba Agua Viva… y me he quedado solo, sin despegar los labios, en mi sitio. Siempre me ha parecido que León Felipe nos invitaba a resistir, a mantener las convicciones frente al nuevo devenir de los tiempos, y a luchar.


Y aquí sigo, sin despagar los labios, en mi sitio, rodeado de viejos libros y cosas cercanas, aislado en el intento de escapar de la pésima influencia del mundo exterior… pero, por más que miro, la botella sigue medio vacía.


Ven con nosotros


Cuando me han visto solo y recostado
al borde del camino,
unos hombres
con trazas de mendigos
que cruzaban rebeldes y afanosos
me han dicho:
—Ven con nosotros, peregrino.
Y otros hombres
con portes de patricios
que llevaban sus galas intranquilos,
me han hablado lo mismo:
—Ven con nosotros, peregrino.
Yo a todos los he visto
perderse allá a lo lejos del camino...
y me he quedado solo, sin despegar los labios en mi sitio


León Felipe


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