viernes, 30 de julio de 2010

De 09:00 a 13:00 horas


Cuatro horas. Un corto lapso de tiempo para un ser humano. En la historia de una montaña es apenas un instante. Y para el discurrir del universo es algo infinitesimal, despreciable…

…para la mujer rubia de pelo castaño, de 09:00 a 13:00 horas supone momentos sombríos. Atada a su sillón, mililitro a mililitro, discurren los doscientos cuarenta minutos con todos sus segundos… que son segundos eternos, como granos de arena en sábanas de raso. Y para el hombre que coge su mano y lee para ella un crucigrama, son horas para fingir la despreocupación que no siente. Es una despreocupación que a nadie engaña y que ninguno se cree… pero se agradece con una sonrisa leve, que comienza en la comisura de los labios y acaba en un guiño socarrón.

— Yo, contigo — le dice él.

— ¡Je, je, je! ¡Tú, conmigo! — confirma ella.

De 09:00 a 13:00 horas. Ya casi es hora de comer. ¡Hay que seguir, puñetas, hay que seguir!


miércoles, 21 de julio de 2010

La mujer de platino


Oxaliplatino se llama. Es un veneno que inyectan a la mujer de melena cortita y pelo castaño que descansa en el sillón. Él la suele llamar Rubia. Rubia, esto… Rubia, lo otro… ¡Rubia! ¿Tú te acuerdas…?

— ¡Pero si no es rubia! — Le suelen decir los amigos

— Bueno, pero yo la veo rubia platino, ¡joder! — contesta su hombre —. Como a Marilyn

Un día —hace ya unos años— por el pasillo de un hospital, un mozo conducía una cama con paciente incluido. Y lo hacía con tal dificultad que en la maniobra a punto estaba de aprisionar contra la pared a la rubia de pelo castaño… así que su hombre le avisó sin contemplaciones:

— ¡Rubia, puñetas, quítate de ahí que te va a aplastar!

La rubia de pelo castaño ni se inmutó, pero una desconocida, rubia verdadera ella, que estaba a su lado, se dio por aludida y dio un salto que hasta el hombre se tuvo que disculpar:

— ¡Uy! Perdona, mujer, que no te lo decía a ti, se lo decía a mi mujer… ya sé que no es rubia, pero se lo decía a ella… — No se sabe si le creyó.

Sí. Oxaliplatino se llama el veneno… pero ahora el hombre la ve, con más razones todavía, más rubia platino que nunca.


jueves, 15 de julio de 2010

El gorila que llevamos dentro

Un tallo de cóleo echa raíces y nuevos brotes en un frasco testigo
para pólvoras
. Apenas agua, luz y oxígeno. La vida es imparable
a pesar de todo

Mi cuñado tiene razón. Llevamos dentro un gorila, y de vez en cuando hay que dejarlo escapar, cuñao —me dijo con una mirada de complicidad, como diciendo que me dejara llevar—. Y ayer lo hice. Dejé que el gorila escapara. Me levanto, como cada día, a las seis de la madrugada para conducir cuarenta y cinco kilómetros y llegar a trabajar… pero unhijolagranputa había dejado su coche aparcado delante de mi garaje. ¡En fin! Afloró el gorila como poseído y se puso a despotricar a su gusto. Al final no le rompí los faros con una palanca de abrir cajas de madera; ni le arranqué los retrovisores de una patada; ni asesiné un par de ruedas a cuchilladas; tampoco le rocié un litro de sulfúrico sobre la carrocería… pero lo soñé, y mientras lo ensoñaba era completamente feliz. Solamente le dejé una notita cortés y me puse a tocar el claxon como un poseído por el demonio… pero no apareció el mamonazo.
Luego, cuando empezaron a salir los vecinos, alarmados, me di cuenta de la inutilidad de la pataleta y el gorila retrocedió a su escondite. ¡Menos mal que uno tiene fama de hombre sereno y prudente, y por eso los vecinos —a pesar de la hora y del escándalo— se solidarizaron con servidor!
Fue verdad. Si no toco el claxon reviento… Por eso hoy voy a usar este blog como válvula de escape. Voy a dejar escrito lo que el gorila que llevo dentro podría contestar en ciertas circunstancias, y que es lo que jamás replicaré de viva voz a nadie, justamente porque sé que me habrán hablado con todo cariño…
Por favor, que nadie me venga con monsergas de dioses misericordiosos. No lo voy a consentir, abandonaré la prudencia y le espetaré el primer improperio que se me venga a la cabeza… ten confianza, Milan, que Dios te la va a curar. Ya verás… no lo dudes, que los que creemos rezamos por ella… 
¡Que no me lo digan, por favor! 
¡Pues que mierda de dios tienes, cariño! —le podría contestar con acritud—. Te podrías buscar un diosecito menos cruel y vengativo, ¿no crees? Porque vaya tela de engendro teocrático habéis creado… si crees que me la va a curar, ¿para qué coño tu mierda de dios me la machaca con esta enfermedad? ¿Para qué? 
Es que hay que ser parvo, cariño… y mira que reconozco tu buena intención y tus buenos deseos, pero hoy —precisamente hoy— no estoy para ser prudente. Es que no quiero ser prudente ni poner buena cara a las chorradas que me cuentas. Me he hecho mayor y cascarrabias de golpe, ¿sabes?, y no voy a consentir más gilipolleces de este tipo. Para que lo sepas de una jodida vez, me cuesta la misma vida entender que tú, un tío/a inteligente y racional en tu vida diaria, sigas creyendo en ese dios infinitamente misericordioso y lo hagas compatible con el sufrimiento de tu amiga… y, por favor, no me cuentes las tonterías que oyes en las teologías al uso, las arquitecturas dialécticas que jamás han resuelto este irresoluble problema de vuestro dios. 
El amor, la belleza, la armonía y la solidaridad son valores muy anteriores a tu dios misógino y vengativo. La casta sacerdotal a la que sigues y escuchas no ha inventado nada y su simple existencia es una vergüenza para la inteligencia humana, y si sigues dándoles pábulo dirá muy poco a favor de ti, de tu racionalidad y de tu entereza como ser único que eres —o eras—. 
Y, no te equivoques, cariño, yo no estoy indignado por la crueldad de tu dios, porque los dioses no existen, y menos el tuyo… simplemente no soporto que me trates como a un imbécil. Auque lo hagas con todo cariño y buena intención. No me pongas en la tesitura de afeártelo.
Post scriptum: ¡Ni puñetero caso! Me echaré a llorar y abracaré al primero que me proponga confianza en nombre de Dios… o sea, que este post es una pataleta de impotencia, es dejar que el gorila salga a pasear un ratito, un simple cagoentóloquesemenea.


miércoles, 7 de julio de 2010

Luces y sombras



Mi amigo dijo que por más luz que apliquemos nunca se podrían borrar las sombras. Todo lo más, si jugamos con una luz perpendicular podríamos esconderlas detrás de un objeto de líneas limpias. Tal vez en ese caso no las veríamos, pero las sombras permanecen agazapadas esperando asomar en un descuido... y las sombras siempre aparecen en mitad del día más luminoso. Nunca pensé que eso podría ser angustioso.

¡La de veces que el hombre venido a menos ha jugado en este blog con las luces y las sombras cuando discurren separadas! ¡Y la de veces que hemos descubierto la belleza y la fealdad de los hombres cuando la luz tangencial del amanecer nos atraviesa y nos retrata contra la pared!

Sí, demasiadas veces las luces y las sombras van sumando alegrías y momentos oscuros a la vida... esa cosa —la vida— que para el bueno de Lennon es precisamente lo que nos pasa mientras tenemos otros planes…