jueves, 29 de octubre de 2009

La asombrosa historia de Pedro Marina Cartagena, un tarugo con nómina

Cuando mi compadre Enrique de la Isla, voluntariosotocaor de guitarra flamenca, dejó la Marina por sordo (y conste que en este caso era verdad… aunque tocara la guitarra de oído), se dejó crecer una coleta larga, rala y lacia; se perforó el lóbulo de su oreja buena para colgarse un pendiente (más que nada para que la gente dirigiera la voz hacia ella, la del pendiente), y cuando estaba a punto de hacerse un tatuaje en vaya usted a saber qué parte, su santa —la que parió en mi coche camino del hospital— dijo que como se tatuara dormía en el garaje… No se hizo el tatuaje, por supuesto.

El caso es que mi compadre Enrique de la Isla es un fervoroso seguidor del Nazareno, y por eso, cuando leyó el post anterior me echó una bronca notable, porque según él existían otras imágenes (tarugos los llama su santa) que habían recibido honores parecidos a los que ahora piden para su Nazareno. Y para justificar esto me contó que mientras estuvo destinado en la Intervención Delegada Central del Cuartel General de la Armada, en mitad de uno de los controles aleatorios que hacían, se encontró con la nómina de un fulano que se llamaba Pedro Marina Cartagena. Y que aquello era tan raro que se fue a su jefe inmediato y le dijo…

— Mi capitán, aquí hay una nómina mu rara mu rara…

— ¿Qué pasa, Enrique?

— Que este fulano solo tiene sueldo base, mi capitán; no tiene ni trienios, ni complementos, ni ná de ná. Solo el sueldo base ¡Y, además, al cabrón no le quitamos el IRPF a saber desde cuando! ¿Y esso cómo va a ser?

“Y allí nadie sabía ná, padrino —el puñetero me dice padrino porque como su niño nació en mi coche camino del hospital (que me lo puso tó perdío), hice de padrino en el bautizo de la criatura, claro—. La cosa iba de unos a otros y allí nadie sabía ná de ná. Porque eran tos jovencitos, quillo, recién salíos de la escuela y estaban tós acojonaos… de números y nóminas sabrían mucho, ahora, de manejar al personal de galones, ni mijita…¡Que tuve que ir yo a molestar al coronel!

…con el permisso de usssía, mi coroné. Que ná, que aquí pasa esto y lo otro, y este capullo se está escapando sin pagar el IRPF… Bueno, ¡tú sabes!, se lo expliqué hablando como hay que hablar en estas ocasiones, correcto, con pressisión y sin gilipolleces”

Total, que el coronel era cartagenero y conocía la historia de la extraña nómina. Efectivamente, una imagen de San Pedro, patrón de los pescadores de Cartagena, tiene asignada una nómina en el Arsenal a nombre de Pedro Marina Cartagena (aunque inicialmente se le inscribió como Pedro Martín Belmonte). Y así es como la Cofradía de Pescadores de Cartagena recibe religiosamente todos los meses, con sus pagas extras incluidas, el salario de un personaje ficticio llamado Pedro Marina Cartagena que es elalter ego de la imagen celulósica de San Pedro —lo que llama mi comadre Lady Pruna, tarugo—

Según se dice en http://www.cartagenaantigua.es/, cuando llega el martes de Semana Santa y le toca procesionar a la imagen de San Pedro, toma la advocación mortal del marinero Pedro Marina Cartagena, y antes de salir del Arsenal, se para delante de la puerta de la casa del almirante y allí “solicita permiso de Franco de Ría para salir en procesión y volver antes de la medianoche del Miércoles Santo, permiso que todos los años le es concedido y, como siempre, todos los años también desobedecido, llegando al amanecer del Jueves Santo entre la algarabía de la gente al son del pasodoble "El Gallo" y arrestado a las puertas del Arsenal.”

Y todo esto, que parece salido de un TBO de Mortadelo y Filemón, es absolutamente verídico y muchísimas personas lo consideran respetable y adorable. A día de hoy existe en el Ministerio de la Defensa la siguiente ficha de personal:

Nombre: MARINA CARTAGENA, PEDRO
Rel. Admin. FC FUNCIONARIO DE CARRERA
Cuerpo Esc. 00426 C. ENCARGADOS 3ª. SECCIÓN MAESTRANZA DE LA ARMADA, A EXTINGUIR (…digo yo que con este sujeto en filas jamás se va a extinguir esta maestranza, ¿no?)
Situación FA01 SERVICIO ACTIVO. PLAZA OBTENIDA CONCURSO
Destino (N) ARCART

No hace mucho el mismísimo don Federico Trillo, actual portavoz de justicia del PP, jurídico de la Armada y ex ministro de la defensa, confirmó este ridículo asunto sin el menor rubor. Aseguró a un periódico de León que “los pescadores de mi pueblo tienen una noche de la Semana Santa para ellos solos. Y San Pedro (Pedro Marina Cartagena), figura en nómina de la Armada y estuve a punto de cesar al secretario que quiso darlo de baja”.¡Vamos, hombre, sociatas y ateos a mí!

Y a servidor le parece que un tarugo de madera (digo tarugo de madera porque no creo que sea de poliexpan) no debería ser considerado funcionario del ministerio de Defensa, ni puede estar en servicio activo, ni haber obtenido plaza por oposición, ni recibir un sueldo a cargo de todos los españoles. Me parece que esto podría pasar por algo respetable en tiempos de los Reyes Católicos o en los de don Francisco, caudillo de todos los españoles, quisieran o no… pero, por favor, hoy es para sentir vergüenza ajena y ya debería ser hora de afear y ridiculizar abiertamente estas cosas por lo que tienen de insulto a la inteligencia del personal y al sentido común.

…lo que no me contó mi puñetero compadre, el ex-marino de la coleta y el pendiente, es si fue él el que intentó dar de baja la nómina del fulano, que conociéndole… en fin. Mejor está uno callaíto…


La imagen está tomada sin ánimo de lucro de http://www.cartagenaantigua.es/. Es un San Pedro de 1920, obra de Roque López, que procesionaba en Cartagena y destruida durante la Guerra Civil

lunes, 26 de octubre de 2009

La Epidemia, los Serenos y el Nazareno


En el año 1884 una epidemia de cólera asolaba varias regiones del reino. En Cádiz, para propiciar la protección de la Virgen, varias vecinas de la ciudad, y las hijas de la Asociaciónde la Inmaculada Concepción, enviaron un escrito al ayuntamiento en el que pedían que los serenos saludaran a la Virgen cuando cantaran las horas. O sea, que añadieran a la cantinela horaria un Ave María Purísima. Es decir, mientras las hijas de la InmaculadaConcepción dormían, estos buenos hombres, en lugar de agitar la campanilla y anunciar las horas, debían pregonar “Las cuatrooooo y sereeeeeno, Ave María Puríiiiisima”. Claro, poniendo a trabajar de esta forma tan sencilla a los serenos, tendrían los gaditanos más probabilidades de que el cólera tomara otros derroteros para infectar a otros españoles que se lo merecieran más. Y es que donde se ponga el sentido común de las buenas hijas de la Inmaculada Concepción, que se quiten los demás, ¡claro que sí! Ni que decir tiene que el cabildo aceptó la petición (todo sea por el bien del pueblo) y la pasó al negociado de normas y reglamentos para su estudio. Las crónicas no aclaran si los serenos llegaron a saludar a la Virgen, pero lo que es el cólera, entró en la ciudad… por supuesto.

La verdad es que siempre me ha parecido que estos intentos de pedir favores a la divinidad tenían algo de miserable. ¿Y si todos los pueblos del reino hicieran que sus serenos pregonaran el saludo a la Virgen? ¿A qué pueblo protegería entonces la buena señora? ¿A los que tuvieran mayor número de serenos en valor absoluto o por cada cien habitantes? No sé… y si un pueblo no tiene serenos porque el único estaba afónico… No. Aquí falla algo.

Pues desde entonces han pasado justamente 125 años, ¡siglo y cuarto, quillo, que se dice pronto! Y estos días me entero que aquí, en San Fernando (Cádiz – Andalucía – España), en los comienzos del siglo XXI, un grupo de vecinos, émulos de aquellas pías señoras, quiere que se nombre al Señor de la Isla Nuestro Padre Jesús Nazareno (que es una imagen de Cristo, muy popular en Semana Santa) Regidor Perpetuo de la Isla de León… con un par, sí señor. Eso equivale, aunque resulte grotesco decirlo, a que un grupo de personas pretenda que el Capitán Trueno sea nombrado Jefe de la Grúa Municipal. Y lo más asombroso es que TODOS los políticos de la Junta de Portavoces (PP-PA y PSOE) deciden hacerles caso y llevar tal sinrazón hasta el pleno del ayuntamiento.

No sé, no sé, la verdad…

Estos políticos no están de bromas, ¡que va! Argumentan que la devoción popular hacia la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno es extraordinaria y está muy arraigada en la gente de aquí, y que eso es un valor histórico y sociológico que forma parte de las señas de identidad de San Fernando como pueblo… Y a servidor se le ocurren ironías, maldades y sarcasmos muy-muy gruesos para oponer a estos argumentos, pero me los callo porque hoy no me apetece ser grosero.

Por lo que se ve, ni un solo concejal ha sido capaz de decir abiertamente que tal cosa es una auténtica estupidez, que es algo sacado directamente del medievo, y que el traje del rey no es invisible, que va en pelotas…

¡Como se enteren por ahí de lo que hacen en este ayuntamiento… qué vergüenza, pordió! ¡Que vergüenza!

viernes, 23 de octubre de 2009

Isla de León: Tranvía & Batería (10ª Entrega)

Obras Públicas redacta un proyecto para trasladar la batería de Alburquerque

La Junta (de Andalucía) aún no ha tomado una decisión sobre esta alternativa para salvar la fortificación afectada por el trazado del tranvía

El proyecto está siendo supervisado, pero parece cada vez la opción más factible

Esta es la noticia publicada en Diario de Cádiz del 22 Octubre 2009… que como está muy bien redactada, remito al lector a ella (No os perdáis los comentarios) La imagen está tomada del Diario de Cádiz, gracias.

(AQUÍ la noticia en su fuente)




martes, 20 de octubre de 2009

Las gallinas no abortan


Las mujeres que asistieron a la manifa de Madrid (y conste que hablaré solamente de ellas) no deberían abortar nunca. De hecho, lo normal, honesto y coherente es que jamás lo hagan. No lo hacían —mejor dicho, no deberían haberlo hecho— cuando en España estaba terminantemente prohibido abortar. Tampoco lo habrán hecho desde que apañamos una ley con decenas de flecos sueltos —lo más seguro es que los 500.000 mil abortos ocurridos en los ocho años de gobierno Aznar no sean de católicas, evidentemente—. Y, por supuesto, tampoco lo harán cuando tengamos en vigor una ley de plazos para abortar.

Las mujeres católicas tienen una ley muy clarita que les prohibe hacerlo; y si lo hacen sufrirán entonces una condena espectacularmente larga y sin posibilidad de redención por buena conducta posterior. ¡Eso es una condena ejemplar y lo demás son tonterías! Yo no sé, pero si servidor fuera una mujer católica, y por un casual de la vida hubiera abortado, estaría acojonaíta perdía, de verdad. O sea, que por más leyes socialistas que regulen los abortos, jamás se me ocurriría abortar, ¡madredelamorhermoso! ¡Que aborten las pecadoras que quieran, pero que me dejen en paz!

Y en esto estaría de acuerdo con todas ellas, la verdad. Que cada una haga lo que quiera, que esto del aborto no es obligatorio. ¡Faltaría más!

Y les decía a varios amigos —ahora va en serio— que el problema no es que exista esta o aquella corriente de opinión, les decía que el peligro es que una particular corriente de opinión, en concreto, la que se ajusta al dogmatismo catolicista, tenga vocación de convertirse en la única corriente de opinión abusando de su tradicional ascendencia moral sobre el pueblo. Y que esto es algo que no se puede consentir bajo ningún concepto en un país aconfesional y, en general, en cualquier sitio donde la vida se organice en torno a la voluntad popular… (y conste que estoy jartito de repetir estas cosas a lo largo de este blog)

Mezclar religión y política democrática siempre suscita el eterno problema de relacionar creencias en lo irracional con el pragmatismo de lo tangible. O sea, la religión —léase casta sacerdotal o clerigalla— continúa ejerciendo su tradicional chantaje y exige obediencia ciega a cambio de salvación eterna y, lo que es peor, aspira a imponer una moral única (la suya) a todo vecino… y lo hace porque en su delirio maneja una verdad que viene directamente del mismísimo Dios. ¿Cómo puñetas van a estar equivocados? Madre mía, si esto no es el germen de la perfecta intolerancia, que baje Dios y lo vea.

Si se quedaran en sus templos y en sus púlpitos, y fueran felices allí con sus aquelarres místicos, vale. Pero es que los que oyen voces y ven luces en el cielo siguen aspirando a legislar y a gobernar un país laico, en el que debemos y queremos caber todos, crédulos e incrédulos. Y ese país debe tener leyes suficientemente amplias, leyes que se impregnen de aire fresco… porque el tradicional incienso que desprendían huele bien pero aturde, jolines.

¡Que aburrimiento, pordiosbendito, que aburrimiento!

Post Data: Lo del título es simplemente un reclamo para llamar la atención. De ninguna manera debe entenderse como un insulto a las mujeres que deciden no abortar. De hecho estuve barajando varios títulos posibles:

Rouco no aborta (ya lo es) / Las focas no abortan / Las ballenas no abortan / Las yeguas no abortan / Las pavas reales no abortan / Las lagartas no abortan… (lo de perras y zorras lo deseché inmediatamente, que hasta me daba vergüenza escribirlo) Y de nuevo caí en la cuenta que tenemos un lenguaje enormemente machista. Todos esos animales, en su versión hembra, tienen una carga peyorativa que no lo tiene el macho. Así que lo de la gallina que no aborta me pareció, dentro de lo que cabe, lo más simpático y lo menos ofensivo… De todos modos no lo tengo muy claro, creo que me la estoy jugando y alguna me va a echar a los perros.

lunes, 19 de octubre de 2009

Fotos furtivas: La Chica de la Fuente


Quien fuera agua fresca de la fuente, hija, para susurrarte al oído una canción cristalina y para rozarte apenas un instante… y quien fuera capaz de convertir en eterno este preciso momento.

martes, 13 de octubre de 2009

Turba





Sí, demasiada calor para un 12 de octubre. A estas alturas del otoño ya debería haber llovido. Y deberían haber aparecido los primeros brotes verdes, los de verdad, los que tapizan de esmeralda los suelos agostados… no los del símil económico. Pero, nada, oye. Los caminos están resecos y polvorientos, y los periódicos cuentan que la turba de las Tablas de Daimiel ha entrado en autocombustión, y eso es malo…

…con eso pasa lo mismo que con el queso o el vino, que les ocurre una maduración química inevitable. Al vino y al queso les viene bien porque mejoran, pero con la turba reseca lo que pasa es que se quema y entonces deja de ser impermeable… o sea, que si por una casualidad de estas llueve sobre las Tablas de Daimiel, el agua fluirá directamente a la capa freática y aquello dejará de ser un humedal.

¡Joder, joder! La turba de las Tablas de Daimiel entra en autocombustión… parece una noticia ficticia sacada directamente de una peli catastrófica de ciencia ficción (Soylant Green, Blade Runner) No sé, uno ya va teniendo edad para recordar cosas que se han perdido, y para añorar lo que fue… y eso no es bueno. Tampoco es bueno que poco a poco nos vayamos acostumbrando a todo, a pandemias de enfermedades nuevas, a altos niveles de ozono a nivel de calle, a especies en peligro de extinción, a sequías y hambrunas, a incendios colosales, a la desaparición paulatina del polo norte…


Pues eso, que no llueve y el paseo por la vuelta de afuera de la salina, justo por encima del muro de piedras que separa el caño del estero, fue gratificante… y si yo hubiera sido un defensor español frente a los gabachos en 1810, habría colocado la batería de San Pedro, justo aquí, en este recodo… pero ese preciso recodo, para mi amiga Conchi resultaba ser un lugar estupendo para pescar, y para mi compi de la vida, un perfecto momento para echar un cigarrillo oteando el amplio horizonte. Y las tres ideas fueron estupendas…

…sí, a pesar de todo, hay otros mundos y este planeta sigue siendo bellísimo.

Imágenes de unas de las decenas de antiguas salinas de San Fernando, la vieja Isla de León, donde se paró en seco el avance de Napoleón en 1810, y donde, en ese año se iniciaron las cortes que alumbraron la constitución española de 1812



miércoles, 7 de octubre de 2009

Estamos hechos para creer nuestras propias fábulas

Sí, estamos hechos para creer nuestras propias fábulas. No tenemos otra opción. La fisiología del extraordinario órgano que es nuestro cerebro se encarga de crear y recrear, interpretar y reinterpretar los estímulos exteriores que le llegan. Y con esa amalgama imperfecta, construye nuestro universo personal, nuestra propia fábula, que debe servirnos para procrear más y sobrevivir a otros individuos. Y este universo/fábula personal —único e irrepetible en otro ser humano— es la realidad real por la que seríamos capaces de matar y morir.

Es verdad que los hombres sabios conocen muy poco de estos asuntos neuronales, pero lo conocido es fascinante e inapelable (por ahora)

De todos modos, no nos hagamos ilusiones: pese a nuestra ignorancia, y por mucho que lo necesitemos, no existe nada sobrenatural fuera de esa masa compleja de neuronas. Todo lo que pensamos; toda la creatividad emocional y plástica; todas las habilidades aprendidas; todo sentimiento elevado de amor-odio; todo lo excelso o ínfimo; las ansias de inmortalidad; lo moral que haya en nosotros y, por encima de todo esto, la propia conciencia de ser un individuo diferenciado e irrepetible, todo eso es la creación —el resultado— de una arquitectura neuronal y de un determinado flujo de moléculas. Simplemente porque esa particular arquitectura neuronal y el flujo de moléculas provoca lo que somos, lo que sentimos y lo que creemos.

Y lo asombroso es que precisamente por esta razón los hombres adultos tenemos una poderosa tendencia a seguir creyendo en mundos subyacentes gobernados por dioses todopoderosos que existen al margen de nosotros mismos (Religión y psicoanálisis)… La pregunta que surge ahora es: ¿cómo y por qué persisten mundos subyacentes (religiones) en la realidad de los hombres si racionalmente comprendemos que solo son ficciones pueriles (fábulas infantiles)? O, planteada la cuestión de forma más simple: ¿Por qué llegado el momento renunciamos a la realidad de duendes, gnomos y Reyes Magos pero mantenemos la existencia real de dioses, demonios y paraísos eternos?

Seguramente porque si nuestro cerebro funciona así —y funciona así en todas las culturas de todos los tiempos— es porque tal respuesta evolutiva favorece la supervivencia del individuo. Dicho de otro modo, si esto somos después de 3000 millones de años de evolución es porque ser así —creadores de culturas religiosas— es un camino evolutivo válido para la supervivencia del individuo.

Nacemos con un cerebro potencialmente asombroso, pero vacío de códigos y contenidos. Nuestro cerebro —sirva el símil— es una biblioteca con miles de libros que están por escribir y, para colmo, necesitan códigos para ser interpretados. Es una biblioteca, además, a disposición de un iletrado. Es una colección de libros que, además, solo podemos llenar de instrucciones durante un corto periodo de tiempo. Hemos comprobado que los hombres logramos hablar solamente si oímos hablar desde el momento de nacer; o podremos amar solamente si nos acarician y nos sonríen en el tiempo y durante el tiempo adecuado... después no sirve de nada cualquier intento, sin los estímulos adecuados en el momento preciso, ni aprenderemos a hablar ni a amar porque no tendremos los códigos adecuados. Si pasado el momento los libros permanecen sin los códigos, jamás podremos rellenar los capítulos…

En este contexto el cachorro humano no es distinto al de otro mamífero de la sabana africana. Si quiere sobrevivir deberá obedecer ciegamente a la madre, y a la menor señal materna, huir, buscar refugio o permanecer inmóvil. Y el cachorro que mejor aprenda, el más obediente, el que mejor impronta deje en su libro de códigos, sobrevivirá. La madre lo alimenta y lo protege de enemigos; la madre le toca, le habla, lo socializa y le enseña habilidades a lo largo de una infancia humana que es extraordinariamente larga precisamente para eso. La madre se convierte así en un ser inconmensurable y poderoso, es una figura que da la vida y la mantiene… y el cachorro que consiga asumir con más intensidad su roll de protegido, y abandonarse a la protección de ese ser inconmensurable, sobrevivirá mejor. Así funciona la mejora evolutiva: la larguísima infancia humana propone la sumisión absoluta al concepto/figura materna como algo indiscutible, a lo que se obedece ciegamente, sin discusión, es un ser que lo puede todo y lo soluciona todo, un ser al que abandonarse porque trae alimento, seguridad y estabilidad. La madre es el paraíso durante un tiempo corto pero imprescindible. Y con ese código/impronta bien instalado en la mente crecemos y perdura para siempre en los esquemas neuronales…

…y precisamente en esta impronta se cobijan los dioses que los hombres inventan y reinventan día tras día, a los que recurren cada vez que se sienten desvalidos, impotentes y perdidos.

No creo que podamos ser de otra forma. Si somos así, y lo somos —creadores de culturas religiosas—, es porque evolutivamente ha sido un éxito desarrollar la sumisión a la madre/diosa. Sí, la religión no es más que una convicción pueril instalada en la mente desde la más temprana edad. Que se apoya y encaja perfectamente en la impronta neuronal de obediencia filial…

…cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros...

El asunto consecuente, el indignante, trataría de ridiculizar con saña a los clérigos de todas las religiones, a los que oyen las voces de los dioses, a los iluminados que interpretan a su gusto la voluntad de los dioses, a los que intentan convencernos de su locura con malas artes… pero el estimado profe se me ha adelantado (muy bien adelantado, por cierto): Locura y religión …y eso que me ahorro.

La imagen pertenece a la serie “Fotos en un tubo”.Amanecer amoniacal en un matraz aforado de 50 ml



jueves, 1 de octubre de 2009

¿Ocaso perfecto?


Hay días inolvidables, que se graban a fuego en la memoria y te acompañan toda la vida. Dicen los neurocientíficos que eso ocurre cuando los niveles de stress son elevados, es decir, cuando nuestro equilibrio fisiológico (y lo emocional es fisiológico) se ve alterado y trata de reequilibrarse como sea… y entonces, en esos estados, la memoria lábil se transforma en memoria consolidada de forma brusca. O algo así… creo.

Pero se equivocan, ese atardecer de mayo estaba solo. Yo creo que nada ni nadie me elevaba los niveles de ninguna hormona o proteína de esas raras. Lo único que pasaba era que el sol se deslizaba detrás de unas nubes, que la marea estaba alta y la mar calmada… Ninguna agresión medioambiental ni psicológica desencadenaba mecanismos de compensación stressante en mi organismo: lo juro.

Así que si lo recuerdo tan cristalinamente es por algo mucho más prosaico: simplemente porque lancé decenas de fotos de esos momentos, porque pocas veces confluyen todas las circunstancias de esta forma tan bella.

La pena es que no pude compartir ese momento con nadie… hasta ahora.

En la imagen, ocaso en la Bahía de Cádiz, desde Punta Cantera, San Fernando, la Vieja Isla de León.