miércoles, 7 de mayo de 2008

Fotos en un tubo: UN JARDÍN DE SILICATOS


ELLOS nos transmiten sus genes, su ejemplo y un millón de momentos irrepetibles. Hay padres que hablan mucho con sus hijos. Otros hablan menos y, para compensar, miran más... a veces, con silencios se pueden decir muchas cosas.

Miguelín, mi padre, no era hombre de muchas palabras. Un día llegó a casa con un libro y me lo regaló. Se titulaba“Experimentos científicos de sobremesa”,corría el año 1964.
El niño lo leyó con fruición, y gracias a esos descubrimientos construyó un barco que se desplazaba con un chorro de vapor. Y con una caña fabricó un submarino, que flotaba o se hundía a voluntad en la bañera de la abuelaMamina. Sí, también recuerdo que aquel niño quedó fascinado cuando observó la fotografía en grises de un Jardín Mineral. ¡Lástima no haber podido conseguir en ese momento un bote de silicato de sodio!

Cuarenta y cuatro años después ya es tarde. El niño ya no puede salir a la puerta y ver como su padre aparca la vespa; ya no puede correr hacia él para enseñarle su logro como un tesoro valiosísimo: ¡Mira papá! ¡Mira que jardín he fabricado!

Ya es tarde... ¡y mira que le habría gustado a Miguelín ver este jardín de silicatos!


Por más años que pasen, cuando evocamos SU recuerdo, siempre volvemos a ser la frágil criatura que salía a su encuentro para compartir cualquier tesoro...

...este es mi jardín de piedras, mi tesoro tardío pero eterno, para él.



No hay comentarios: